jueves, 16 de enero de 2014

Como una patada en el culo

Me han contado un cotilleo. La que era mi mejor amiga de la infancia se casa el verano que viene. ¡Y me ha sentado como una patada! Que yo no le deseo ningún mal a nadie, pero esto tiene más implicaciones para mí de las que pueda parecer a simple vista. La primera y fundamental: oficialmente soy la última de mi clase que todavía no se ha casado/ hipotecado/ tiene hijos. ¡La última! En la próxima reunión me voy a sentir totalmente desplazada, como si lo viera. Claro, esto lleva al pensamiento de "¿qué he hecho con mi vida?" con todas sus variantes y, al menos en mi caso, a cagarme en la madre que pario de... alguien, no sé, no lo tengo muy claro. Pero de alguien seguro. Que a mí nadie me dijo que el estudiar y viajar implicaba renunciar a otras cosas de las que me arrepentiría luego. El resto de implicaciones vienen a dar vueltas sobre el tema de que ella siempre se ha creído mejor que el resto. Ya ves tú, porque le crecieron las tetas y el culo se le quedó casi igual. ¡Pues que sepas que lo que te hiciste en los ojos no te hace más bonita, pareces un tío con peluca y mucho maquillaje! Y esto no lo digo yo sólo. Más gente me lo ha confirmado.

¿Y yo para cuando? Estoy hasta el moño de la preguntita. Estas navidades no he mandado a la mierda a más de una porque tengo educación. Pero esto mejor lo cuento otro día, que hoy ando escasa de tiempo.

Qué harta me tiene alguna gente...

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