viernes, 9 de febrero de 2018

Giro inesperado

Maromo cada día me sorprende más. No, no me ha pedido que me case con él, y mira que a veces insinúa cosas, pero nada, ahí sigue en sus trece de no decir ni pío. Empiezo a pensar que sólo fue un comentario sin más. Pero lleva ya unos días que hace comentarios que me traen loca, y más desde ayer. Ha comentado ya a varias personas cómo quiere que se llame el siguiente. No dice como le hubiera gustado que se llamara, si no que afirma como se va a llamar. Y no una, varias veces. Si ese nombre (que por cierto me parece bonito) me da la oportunidad de elegir, pues que así sea. No paro de pensarlo. ¿ Y si tuviera otro? ¿Y si fuera un niño? ¿Sería capaz de llevar a los dos peques a la vez, el trabajo y no volverme loca? Que digo yo que muchísimas familias tienen dos o más, pero si ya a ratos me cuesta con una, no puedo imaginar con dos a la vez.
Si yo no pensaba en el tema, era algo que como todavía lo veía tan lejano no le daba importancia. Pero hacen que me empiece a obsesionar. Los comentarios y algunas otras cosillas hacen que no me lo pueda sacar de la cabeza. Y lo único que quiero en estos momentos es poder elegir. Si, elegir.  Me repito mucho, pero al no tener a nadie que me escuche, solo tengo este lugar para desahogarme.
Me da miedo hablarlo con Maromo, me hace sentir con opciones esos comentarios que hace. No quiero perder esa ilusión. Algún día tendré que estallar esa burbuja, pero de momento voy a disfrutarla un poco más.