lunes, 23 de febrero de 2015

Lo que nadie se atreve a contar en público

Tengo una nueva pareja. Llevamos algunos meses conociéndonos y nos va genial en casi todo. Sólo hay un tema en el que estamos totalmente en desacuerdo: tener un peque. Sé que no es un tema que se suela abordar al poco tiempo de empezar una relación, pero yo ya no estoy para perder el tiempo y dejé las cosas claras desde el principio. Voy a ser madre sea como sea. El problema es que él no quiere volver a ser padre. Tiene un niño ya con unos añitos del que tiene la custodia y dice que es suficiente. Y lo entiendo, al fin y al cabo ya sabe lo que es ser padre, ha pasado por toda la experiencia y sigue criando a un niño precioso al que le tengo mucho cariño y que intento que no le falte una figura femenina por tener a su madre lejos. Pero ni se me pasa por la cabeza sustituir a su madre. El niño jamás me va a llamar mamá por mucho que me quiera. Y a veces incluso me siento como una intrusa en mitad de una familia. A pesar de que llevaran separados años, a veces pienso que me he metido en medio de algo que me viene muy grande. No he tenido ese período de "adaptación" que tienen todas las madres cuando nacen sus hijos. A mí de repente me plantaron un niño delante y voy aprendiendo a marchas forzadas. Hago todo lo que puedo, pero a veces siento que no es suficiente. Y me siento responsable de él, casi como una madre. Pero no es lo mismo.

Deseo con cada poro de mi piel tener una personita en brazos que algún día me llame mamá, que me tenga las noches sin dormir, que me deje el cuerpo dolorido durante meses, que me ponga la casa patas arriba y que llore por la calle cuando no le quiera dar algo. Pero ahora mismo, en este instante, lo que más desearía en este mundo es tener la opción de elegir. De no tener que renunciar al hombre de mi vida o a ser madre de dos o más nenes. De qué llegado el día, pudiera elegir si quiero darle otro hermanito o no. Siempre he tenido en la cabeza la idea de tener al menos un par de peques, pero mi pareja se niega. Ya negociamos en su día, y el aceptó ser padre de uno más. A cambio yo he renunciado a serlo de más de uno (llevo rezando meses para que mi embarazo sea de gemelos el día que toque). Y duele.

Ya no es un tema con el que bromear, me duele y mucho cuando me anuncian un embarazo o simplemente veo a alguien en la tele que sufre por lo mismo que yo aunque sus motivos sean distintos. Me he echado a llorar en más de una ocasión por comentarios de alguna gente, aunque ha sido siempre en privado. Y parece mentira, pero en uno de los mejores momentos de mi vida (con trabajo estable, mi pequeña familia, mi casa...) y es de las veces que más estoy sufriendo. No recuerdo haber oído a nadie decir que su pareja se niega a ser padre. Una cosa es que no crea que es el momento, y otra muy diferente negarse en redondo. Esa presión en el pecho cada vez que te dicen "¿y tú para cuando?" sabiendo que la persona que tienes a tu lado está pensando "si por mí fuera, nunca". Es frustrante y doloroso no saber hasta cuando voy a continuar así. ¿6 meses? ¿2 años? Quien sabe. Lo único cierto es que seguiré deseando un embarazo y llorando cada mes que vea otra oportunidad que pasa.

No estoy muy segura de haberme explicado bien, pero mi cabeza va más rápida que mis dedos y al final me está quedando un poco rebuscado. Pero es así, todos te hablan de las maravillas (o maldades, según el día) de la maternidad. Pero nadie te dice lo que se sufre cuando no hay nada que te impida ser madre excepto un "no". Nunca había siquiera imaginado que me dolería tanto el alma por intentar ser madre. Y lo peor es que no veo el día en que vea mi ansiado positivo.